miércoles, 12 de mayo de 2010

DISQUICIONES

LAS MANIFESTACIONES FESTIVAS Y SUS DETRACTORES

Cada vez que se acerca la fecha de conmemorar nuestra independencia (11 de Noviembre), los actores festivos tenemos que enfrentar la misma férrea oposición de los círculos de poder de la ciudad, que no ha abandonado el rezago colonial de perseguir las manifestaciones festivas y folclóricas del pueblo, prueba irrefutable de los que digo están consignadas tanto en la historia remota como reciente de la ciudad. Desde la Colonia, las “Señoras de alcurnia” españolas por cierto y después sus descendientes, se quejaban ante sus maridos y autoridades de la época (Obispos, Gobernadores, Comandancia del Regimiento del Fijo) del insoportable ruido de los tam, tam de los tambores en lo alto del cerro de la popa para la fecha de la fiesta a la Virgen de La Candelaria, pero bien que se gozaban los desfiles de los Cabildos de Negros Lengua Raza y Nación, en donde emperifollaban a las negaras a su servicio, para lucir su Status Quo, pero les parecían “indecentes” las morisquetas y los bailes de noche, así aparecen consignados en diversos registros históricos del Archivo de Indias que reposa en Sevilla España, (¿Cuándo será que un gobierno colombiano tendrá las güevas bien puestas y reclame la entrega incondicional de tal archivo y este repose en Cartagena de Indias?) tal persecución inmisericorde continuó después en la época Republicana y en 1917 aparece un articulo de prensa en el Diario de La Costa, en donde denuncia el columnista: lo impropio, incivilizado e inculto de unos bailes en paruma que se presentaron en el Parque del Centenario, evocando lo ridículo de tales manifestaciones que nos colocaba a la altura de las costumbres bárbaras antes de la conquista española, nótese el tono altisonante e intolerable de la época. Yo creo que al baile que se refería el columnista de marras era al mapalé, aunque no estoy muy seguro, pues si bien es cierto que el negro y el mulato pecador a orillas del río vestía informalmente, también es verdad que el rigorismo impuesto por el español le impedía ser impúdico, so pena de un castigo exagerado, lo cual se refleja en el vestir hoy día de aquellos descendientes de esclavos y mulatos que se trajean de blanco, por aquello de la imposición cultural española de blanquear la cultura africana.
Esta persecución inmisericorde desde la Colonia hasta nuestros días sigue siendo tal que los Carnavales de Febrero que se realizaban aquí una vez finalizaban las fiestas a la Virgen de La Candelaria, se fueron poco a poco con sus Congos, Garabatos y demás que hoy muestran los barranquilleros con orgullo, como suyas. La única que pervive es la Danza de Los Gallinazos, hoy a punto de extinguirse del todo del mapa festivo local y regional. El desfile de La Independencia y los Cabildos y Carnavales de Barrios son ahora el blanco de una sociedad intolerante y excluyente, de un reducido número de “ciudadanos bien” enquistados en el poder local en Secretarías y Entidades Descentralizadas del Orden Distrital, tales como: el DATT, Gerencia de Espacio Público, Alcaldías Locales, y que cuentan con el apoyo de la Policía Nacional, léase Coronel Barrera, para quienes nuestras manifestaciones festivas son bárbaras y vandálicas, atentan contra el buen orden de la ciudad, su movilidad, su tranquilidad y un largo etc.
El desarrollo de un pueblo se mide por su cultura y sus manifestaciones. La nuestra, como esencia Caribe que es, es la fiesta (que no significa caos), que construye ciudadanía y ciudad, pues allí están las identidades, las memorias, los imaginarios y la construcción de inclusión, tolerancia y respeto. Los Cabildos y Carnavales de Barrios, son un ejercicio democrático de la Sociedad Civil Organizada que en lo paródico y lo lúdico subvierte el orden del establishment, quizá por eso es que no le gusta a la Policía y a los esbirros de las élites locales, lo más triste y paradójico es que algunos personajes dizque líderes de los sectores populares, sean los que con más ahínco se oponen a la realización de estas manifestaciones festivas, con el consabido dicho: “es que perturban la tranquilidad de los vecinos” copiado al píe de la letra como eslogan de campaña, desde los altavoces de las emisoras áulicas de esta élite criolla desteñida y tardía, decimonónica que gobierna y rige los destinos de una ciudad atávica, que existe para el mundo por su “coralito de piedra”.
Como diría una amiga mía antropóloga: “entre más cerca estemos de las murallas, más esclavos nos sentimos”. Nuestro reto es librar la última batalla en contra del colonialismo mental que tenemos, estertores de una élite que busca a toda costa que España los reconozca como españoles americanos, triste realidad de a puño que tenemos que afrontar los nuevos Pedro Romero del siglo 21.

miércoles, 5 de mayo de 2010

DISQUICISIONES

DE BENKOS BIOHÓ Y OTRAS MENTIRAS
Hasta cuando seguirá empecinado el presidente de la Academia de Historia de Cartagena en decirnos mentiras. El pasado lunes 3 de Mayo de los corrientes, publicó en su habitual columna del periódico El Universal, “Recuerdos de Benkos Biohó”, una crónica del anónimo personaje.

Cito “…en una aventura alucinante, iniciada en 1599 por Benkos Biohó, tantas veces citado y en realidad escasamente conocido en su vida y en su obra…” pregunto ¿acaso era escritor? Continúo “…Sobre la vida del héroe formidable de los cimarrones se ha escrito muy poco. Se ignoran casi por completo, su existencia y su maravillosa rebeldía. Benkos Biohó fue raptado en África Occidental por el tratante portugués Pedro Gómez Reynel…donde fue vendido como esclavo al español Alonso de Campo en 1596…” continúa el escrito “Miembro de familia relevante de su región natal, trató de huir de su ignominiosa condición en repetidas ocasiones…escapó en compañía de su mujer y sus hijos (las negrillas son mías) y de trece esclavos más, logrando eludir la persecución de un grupo de hombres…al mano del oficial Juan Gómez…la libertad de los cimarrones defendida con arrojo singular…por Benkos Biohó, fue reconocida por el nuevo gobernador Diego Fernando de Velasco, que firmó el 18 de junio de 1605, un acuerdo con los ‘apalencados’ concediéndoles licencia para entrar y salir de la ciudad amurallada con su capitán al frente…las fuerzas españolas que no siempre cumplieron lo pactado…cayó prisionero en 1619. Dos años después fue ahorcado en la plaza pública de Cartagena por orden del gobernador García Girón…”

Entremos en materia, jamás persona alguna me brindó tanta Papaya (Lechosa) para rebatir tesis, aparte del hablado melifluo que denota cierta tendencia rimbombante en utilizar figuras literarias como: “alucinante”, “héroe formidable”, “maravillosa rebeldía”, “arrojo singular”, otras; y que tal la omisión de que en portugués el apellido Méndez es con ese, por tanto el “raptor” debió ser Mendes, mendaz la postura del historiador, a los hombres se les captura, se les secuestra, se raptan a las mujeres, por si se le olvidó la condición varonil del personaje, plagada está la historia de ejemplos de raptos (Deyanira, Helena, Adelaida y un largo etc., como verán amigos lectores todas mujeres) la perla de perlas.

Pero tal vez la campeona de las inexactitudes es la que encerré en negrillas, por todos es conocido que los esclavistas lo primero que hacían era separar a las familias, curiosamente a Benkos lo dejan con su mujer y sus hijos, y es que ni se hubiera casado en la esclavitud en tan poco tiempo 6 años desde su primer brote de rebeldía hasta lograr escapar y que fuera reconocido su triunfo, no pudo haber tenido varios hijos, 23 años trascurrieron de su “rapto” hasta su muerte, 20 desde su “maravillosa rebeldía” hasta su ahorcamiento y empecinado como estaba en lograr la libertad, me pregunto a que horas hizo “sus hijos”, hay algo confuso y como el autor del escrito dice, poco se sabe del héroe, y con ese manto de duda típico del siglo 19 resuelve el vacío histórico de la gesta emancipadora de la pinta, digo de Benkos.

En investigaciones recientes, se ha descubierto que Benkos Biohó no existió, es más, en los Archivos de Indias, en Sevilla (España), fuente máxima de compilaciones de lo que aconteció es estas tierras durante la Colonia, hasta finales del Siglo 19, no existe registro alguno de tal personaje, el cual fue inventado por los colonos españoles residentes en Cartagena de Indias, para personificar y justificar su miedo, ante el ímpetu arrollador y la autodeterminación del pueblo africano de no ser sometido a servilismo.

Esta invención obedeció al grito de guerra ¡Benkos Biohó!, pronunciado por estos africanos que sería equiparable al del grito de guerra en español: ¡A la Carga! o al Green Go de los colonos estadinenses en la guerra de secesión de aquella nación y que por razón de su uso terminó significando la pertenecía a aquella nación del norte del continente americano, fue así como Benkos Biohó terminó siendo una persona en vez de un grito de guerra. Si Benkos existió, ¿Dónde están sus descendientes? ¿No y que huyó con su mujer y sus hijos? Como raro eso, pues si se radicó en lo que es actual Palenque de San Basilio y las autoridades españolas no tenían ni idea donde quedaban, ¿como es que su prole se extinguió?, vuelve el manto de duda.

Señores de la Academia, actualícense y dejen de estar engañando al pueblo, la Cartagena decimonónica terminó hace rato, existen nuevos descubrimientos, les recomiendo tomen un curso de actualización intensiva con el profesor Alfonso Múnera a ver si por fin se ponen a tono con el siglo 21.

martes, 4 de mayo de 2010

DISQUISICIONES

SENTIDO DE PERTENENCIA
Desde que tengo uso de razón he escuchado por doquier del país “La Madre Patria” para referirse a España. Pienso que en esa palabreja radica mucho de los males que aquejan a la Nación, a través de este escrito trataré de esbozar a groso modo mi tesis.

Esa expresión, simboliza la artera postura de las élites nacionales, que no han renunciado a su sueño de ser considerados ciudadanos ibéricos y como dominan los medios y modos de producción han terminado por imponer el vocablo de marras.

La anterior reflexión me lleva a la cuestión primaria de nuestra falta de identidad y correspondencia para con el país. Al no reconocerles España a los hijos de españoles nacidos en esta parte del mundo los mismos derechos de ciudadanía que a los peninsulares, se inicia entonces una especie de movimiento subversivo, que en principio buscaba la reivindicación de los hijos de los colonos y ante la postura de la península, desembocó en los movimientos independentistas que brotaron a todo lo largo y ancho de América, se excluye Cuba.

Lo0 curioso es la cantidad de matices que se involucraron en el proceso, unos por ejemplo como los cachacos colombianos, daban vivas al Rey y muerte a los súbditos de tal, es famosa la frase (muy cachaca por cierto) “Viva el Rey, Mueran los Chapetones”, en cambio otras fueron más radicales. En resumen puedo concluir, mis estimados lectores, que las independencias de América fueron más el producto del berrinche de unos muchachitos bien (que cuando vieron el ímpetu que esta travesura cobró en las masas populares, se asustaron y trataron de abortar el proceso y por ello fue posible la reconquista de Pablo Morillo en 1815, a propósito hay un movimiento político en Cartagena de Indias que se llama así, Movimiento 18 15, ojo, el sustrato y la ideología de este grupo es medio tenebrosa y sospechosa), que el resultado de una estrategia bien planeada o como dirían los pelaos de hoy día: “La pataleta de unos pelaos pupi con el Papá, fue lo que hizo posible las Independencias de América”

Por ello, sin haber renunciado a ese sueño (ser españoles y ser reconocidos como tal por España) es lo que ha llevado a que no exista una verdadera Colombia y un sentido de pertenencia con ella, para nosotros no existe la Madre Patria Colombia, es raro que alguien se refiera en esos términos amorosos para con el país, sin embargo existen Patrias Chicas, como ejemplo: “Aracataca, la Patria Chica de Gabo”, por eso existen costeños y cachacos, y dentro de los costeños haya: provincianos, corronchos, guajiros, barranquilleros, cartageneros, momposinos, si no han entendido mi planteamiento entonces apelaré a un sofisma mucho más elaborado por las élites criolla del país. “El colombiano Juan Pablo Montoya y la barranquillera Shakira” captan la sutileza de la discriminación ah y otra perla, esta vez desde lo deportivo, lo escuche de un noticiero de televisión, la madre: el cartagenero al servicio del Deportivo Cali” o esta otra, muy frecuente por demás para referirse al Inter de Milán: “el equipo del colombiano Iván Ramiro Córdoba”, ¿en que momento Córdoba habrá comprado al Milán?

Estas sutilezas, construidas desde los imaginarios de las élites, son las que no han permitido que realmente tengamos una construcción de país clara, para mí Colombia, fuera del 1.140.000 Km2, no existe, es un punto geográfico, pero no es nación, aquí hay cinco naciones, según la geografía y dos según nuestro imaginario, la nación costeña o Región Caribe y la nación cachaca.

Estas reflexiones mías, si es que le puedo llamar ampulosamente así, pueden ilustrarlos mejor sobre mi perorata que sobre lo que intento demostrar. Estas ambivalencias, esos desencuentros regionales e históricos y esa desafortunada mala intención de las élites nacionales de querer llamar a España como Madre Patria, es lo que ha dado al traste con la fundación de una República o una nación colombiana, de todo esto hay que abonarle algo de crédito a esas élites informes y anónimas y es la perseverancia, ahora que se acercan a los Bicentenarios de las Independencias mírenlos como se regodean porque le coordinador para la celebraciones de estos Bicentenarios nos es más ni menos que Felipe González, ex presidente español del PSOE y nombrado por sus majestades españolas, que tal ese lambonazo, están a punto de coronar su logro y España a puertas de una nueva reconquista, miren no más a que empresarios pertenecen la banca nacional y las extintas empresas de servicios públicos domiciliarios, a empresarios españoles, los nuevos Pablo Morillo, pero no caigamos en la absurda quimera de un segundo Simón Bolívar, no, hay que buscar unos nuevos iconos independentistas, aquellos líderes cívicos y sociales que se oponen al poder avasallador de estas empresas y sus cómplices colombianos, con arrojo y sin temor, los Pellos, los Luchos, los Martínes, los Juanchos, esos nuevos adalides de la dignidad de un pueblo.

miércoles, 18 de febrero de 2009

DE LA MÚSICA CARTAGENERA Y SU SIN REFERENTE LIBERTARIO INDEPENDENTISTA

Durante mucho tiempo se ha sostenido que Cartagena fue la cuna de la musicalia colombiana, pues en esta ciudad existió el sello disquero más grande que haya tenido el país hasta hoy “Discos Fuentes”, por sus estudios de grabación pasaron las mejores y grandes orquestas de Colombia y el Caribe. Sin embargo en su larga trayectoria de temas grabados existen pocas referencias a la Independencia de Cartagena, inclusive la música que reivindican como “novembrina” que fue grabada 100 por ciento en sus estudios, no rememora la gesta histórica de la ciudad; por tanto pretende este trabajo resaltar como a partir de la idealización de la “música novembrina”, nuestros referentes libertarios de Independencia, fueron reemplazados por los referentes musicales y festivos.

El proceso de deterioro de la celebración de la independencia como acto cívico empezó desde el momento mismo de la declaración o lectura del acto de Independencia.

“El 11 de noviembre de 1811 la Junta Suprema de Gobierno se reuniría en el Palacio de Gobierno para tratar ciertos temas, entre ellos el de la declaratoria de independencia absoluta, propuesto por Germán Gutiérrez de Piñeres, quien hacía parte de la Junta.
Los cartageneros convocados por los Piñeres que estaban reunidos en el barrio de Getsemaní, esperaban con impaciencia el transcurso de la crucial reunión. Llegó entonces la noticia de que se aplazaría una vez más la susodicha declaratoria y la multitud enardecida y arengada por los piñeristas, entró en la Plaza de la Aduana de donde sacó de la Sala de Armas el aprovisionamiento suficiente para presionar por la fuerza, si era necesario, a la Junta de Gobierno.
Entró la turba al propio Palacio de Gobierno, y en medio de recriminaciones a los aplazadores, lograron que los allí reunidos firmaran el Acta de Independencia Absoluta de España, toledistas, piñeristas (que regresaban al poder por la fuerza) y demás.
Más tarde la Junta ordenó la lectura del "Bando" para hacer pública el Acta, jurando separarse definitivamente de la Corona española”[1].

Una acción como aquella, que implicó algo más que unas simples amenazas, al ser leída al público como resultado de la operación, éste prorrumpió en gritos de alegría y en festejos hasta bien entrados los días. Los miembros de la Junta Suprema de Gobierno sintieron amenazadas sus vidas.

El 11 de noviembre Pedro Romero, al frente de los Lanceros del Getsemaní y del resto del pueblo de este barrio, asaltó el almacén de armas. Armados de lanzas, fusiles y puñales, sus hombres irrumpieron en el salón donde se encontraba reunida la junta y exigieron que se declarara la independencia absoluta de Cartagena, al mismo tiempo que pedían que en las milicias de pardos los oficiales fuesen pardos.

A García Toledo, que trató de oponerse al pronunciamiento, lo golpearon y amenazaron de muerte, Asustada, la mayoría de la dirigencia criolla allí presente votó contra su voluntad por la separación absoluta de España. Al frente del pueblo se encontraban, además de sus líderes mulatos, el criollo de Mompox Gabriel Piñeres y el abogado de Corozal Ignacio Muñoz, quien estaba casado con una mulata, hija de Pedro Romero. Sin embargo, lo que vale la pena resaltar aquí, es que excepto Gabriel Piñeres, que no era cartagenero, no había ningún otro miembro de la élite criolla en el grupo de hombres armados que impusieron la independencia”.[2]

Hasta que todo volvió a su calma habitual y dichos personajes respiraran tranquilos porque no pasó de un mal momento, pues su integridad, sus familias y sus bienes no fueron tocados, lo que sin duda fue aprovechado por estos para reagruparse, urdir conjuras y planes para mantenerse en el poder, como de hecho ocurrió hasta 1815 fecha de la retoma por Pablo Morillo.[3]

Luego de las luchas intestinas del periodo republicano, hasta la Guerra de los Mil días y la pérdida de Panamá en 1903, los cartageneros tenían una apatía por lo político, lo partidista, lo patriótico, estaban desilusionados por las actuaciones de sus “lideres” o caudillos en estos insucesos; el pueblo cartagenero en realidad distaba mucho de ser un pueblo “patriota”

“…el rumbo que tomó la historia de la ciudad y el país luego de la independencia bajo la dirección de una élite despreocupada por la suerte de aquellos realizadores del histórico acontecimiento, se convirtió en un camino de equivocaciones constantes, reflejadas en las continuas guerras civiles y en la fragilidad del Estado nacional.
‘la idea de patriotismo ha muerto en ellos, las personales ambiciones de los que se titulan jefes de partidos han sido la causa por la cual se ha visto ensangrentado en más de una ocasión el suelo de la patria.’[4]


Por su carácter festivo, caribe, alegre y tropical, el rigor disciplinario de la milicia y la iglesia, no iban con el carácter de nuestros antepasados; sobre todo cuando nuestra lucha por la independencia es un hecho incruento (11 de Noviembre de 1811), por tanto, el Tedeum, los desfiles de militares y de las bandas de guerra de los colegios en esa fecha, difería mucho del imaginario colectivo construido en los sectores populares y de la elite,

La élite es un grupo que maneja su propia cultura, sus redes simbólicas, sus rituales de representación, sus espacios (Clubes, Parques), pero a la vez se apropia de elementos de la cultura marginal…[5]

por tanto no podía ser la gesta que querían reivindicar, de unos mártires “inexistentes”, de unos “patriotas” que derramaron su sangre por el terruño.

“Cartagena había vivido un Siglo XIX agónico, caracterizado por costumbres relajadas que venían desde la Colonia y se perpetuaron debido a la crisis económica de manera que cuando empieza la recuperación , el proyecto modernizador que se intenta realizar choca con una realidad lúdica, carnavalesca de la cual, como es natural, participa la misma élite que abanderaba la modernización. Así mismo, se acentúa el fenómeno de la exclusión y discriminación en la medida que los símbolos de diferenciación se hacen más marcados… se inventaron un espejo que les devolviera las imágenes falseadas. Sin embargo, las mismas circunstancias de un proceso de modernización inconcluso con fuertes raigambres tradicionales contribuyó a acentuar el carácter paródico y esperpéntico de un orden que ellos mismos subvertían” [6]

La mayoría de los que participaron del acto de Independencia de España no eran cartageneros de nacimiento, sino de otros lares como: Mompox, Cuba, México, no tendría el pueblo cartagenero una justificación válida para celebrar, pues no estaban representados por quienes habían iniciado el proceso libertario de 1811, que culminó en Octubre de 1822; pero una feliz coincidencia hace que ese aspecto, crucial en otra geografía, aquí no se sintiera, pues una de las características de la ciudades puertos es que las distintas identidades se entrecruzan, estableciendo relaciones y complejidades más allá del origen o la raza, creando un microcosmos universal en donde las diferentes vertientes convergen en un solo punto, para el caso de la Independencia de Cartagena, el que estas personas venidas de otros lares participen de su vida social, política y económica, no es una rareza sino más bien el común, pues en su mayoría son súbditos de España y no de la provincia o el virreinato.


Sobre todo en los albores del Siglo 20, cuando estaban recientes los acontecimientos de Panamá, cuando no se habían sanado las heridas, es difícil creer que una ciudadanía con un pasado libertario, fuera dada a complacer los caprichos andinos de una construcción temprana de país, “la elaboración de una memoria histórica por parte de los trabajadores no es una construcción ingenua… la manera como ellos intentaban forjar una nueva realidad histórica y política, se alimentaba del retorno a una utopía republicana de la cual se sentían herederos. De aquí, que ese uso público de la historia esté reforzando la necesidad de conformar una república que ellos consideran aplazada.”[7], lo único que mantenía viva las expectativas de la ciudadanía cartagenera en la efemérides de noviembre eran las verbenas y espectáculos públicos traídos a la ciudad para la ocasión y la solicitud de las prorrogas que tal como lo narra Javier Ortíz Cassiani en su ensayo Modernización y desorden en Cartagena, 1911 – 1930: Amalgama de ritmos, del libro Desorden en la plaza. Modernización y memoria urbana en Cartagena: eran más un pretexto para fiestas, pues no existía el rigor del que hablábamos antes, y había licencia para la francachela.

En la década del 30 y siguientes del Siglo 20 aparece en la ciudad “Discos Fuentes” de los hermanos Antonio y Curro Fuentes, quienes comenzaron a lanzar los éxitos de fin y principio de años. Aprovechando el marco de las Fiestas Novembrinas, sólo en dos ocasiones se han denominado Fiestas de La Independencia: 1964 y 2003 hasta hoy. Lanzaban al mercado los temas, con presentaciones en vivo de las orquestas locales, nacionales e internacionales, que ellos consideraban, iban a ser los éxitos para navidad, fin de año, fiestas en corralejas y carnavales, con ello aparecieron las casetas, los disfraces, los bailes en los clubes sociales de la ciudad (Cartagena, Unión, Popa, otros), al igual que los elementos populares como las llaneras, las fritangas y los bailes callejeros, tanto uno como otros se divertían a sus anchas y se entremezclaban como ocurriera en épocas de la Colonia en el Cerro de La Popa.

Esta influencia se extendió hasta 1968, época en la que “Discos Fuentes” se traslada a Medellín, y empieza el declive de la musicalia local, ya los clubes no tenían orquestas propias, al igual que los cabaret’s de Tesca y Tesca Nuevo, las casetas como:”La Cañaguatera”, “Matecaña” y otras que se nos escapan fueron reemplazadas por la “Tres Esquinas” las orquestas de grandes formatos reemplazadas por las Bandas de Viento de Sucre y Córdoba, al igual que por Conjuntos Vallenatos y posteriormente irrumpe con fuerza del Caribe Insular el Picó y entra en franca decadencia la caseta. En todo este periodo de tiempo, soterradamente viene emergiendo un fenómeno que daría el puntillazo final a la memoria y rememoración patriótica y cívica de nuestra fiesta, el Reinado Departamental de Belleza (1934 hasta 1956) Reinado Nacional de Belleza (1957 – 1982) y Concurso Nacional de Belleza (1983 hasta la fecha) es sobre todo a partir de 1957 que el Reinado empezó a reemplazar paulatinamente el carácter del festejo y se pasó de un “desorden organizado”, porque a estas alturas eran pocos los que reivindicaban el hecho histórico, a un evento restrictivo y excluyente. Existe un panfleto editado por la Alcaldía de Cartagena y la Academia de Historia de Cartagena de 1964 en donde se expone el programa de la Fiesta de La Independencia, ese sólo hecho oficial reivindica el carácter de la fecha,

“En la república lo simbólico está representado por los imaginarios de la mítica patriótica. Exaltando los triunfos militares frente al pasado colonial, promoviendo la figura de los héroes, difundiendo el ideario de la Independencia, que se reflejó en noviembre, que fue un hecho significativo que marcaron la ruptura con la corona española… puede notarse como al principio y en gran parte del Siglo XX, en las fiestas novembrinas confluyeron los imaginarios republicanos…las simulaciones bélicas del buscapié, fandangos y todo un despliegue de la creatividad musical y dancistica en sus diversas manifestaciones… las fiestas novembrinas presentan cambios sustanciales como son los reinados que, en principio, en los cabildos eran una expresión jocosa, irónica y burlesca del amanerado principio jerárquico de las cortes europeas, en cambio en la actualidad son paradójicamente el eje central de las celebraciones, es decir, que los referentes culturales, históricos, cívicos y festivos fueron monopolizados por un solo tema: los reinados locales y nacionales, sin que esto signifique desapariciones de las tradiciones…”[8]
Pero en el sentir popular este se fue diluyendo hasta casi desaparecer , las razones pueden tener múltiples interpretaciones, pero a nuestro juicio uno solo es el hilo conductor y este es que los sectores populares jamás aceptaron que la Fiesta de La Independencia fuera un hecho belicista, como quisieron hacerles creer desde la elite y la oficialidad, por eso nunca se mostraron de acuerdo con los desfiles militares y mucho menos con los Tedeum en honor a unos “Héroes” lejanos de su realidad, por tanto subrepticiamente utilizaron la fecha oficial para dar rienda suelta a su verdadero culto: El goce.

“El orden y el desorden estaban intrínsecos en las celebraciones de las festividades, sobre todo cuando se conmemoraban fiestas patrias, como el 11 de noviembre. Junto con esto encontramos la exaltación a través de los discursos oficiales (el religioso sobre todo) de la unidad, la cohesión y el deber patriótico, que de una u otra forma pretendían legitimar el orden establecido que bien podía ser alterado o subvertido durante las fiestas. No obstante, las prórrogas que concedía la administración municipal no tenían como fin la repetición de extensos y aburridos discursos oficiales ni los desfiles militares, ni mucho menos el famoso Te Deum. La prolongación de la fiesta tenía como único objetivo seguir bailando y bebiendo en el más completo desenfreno.
‘No sabemos si hay programa, pero nos aseguran que hay fondos suficientes para ofrecer al público algunos números buenos; que habrá una gran plaza de toros; que los bailes públicos principiarán bien temprano(…), bien por Cartagena alegre la cual en esta ocasión como en otras según síntomas piensa extraerle la quinta esencia a las prórrogas clásicas’”[9]

En toda esta etapa, jugó un papel determinante la música, y en la medida que nos fueron ubicando en otros imaginarios más anglosajones que nuestros, ésta se convirtió en el eje articulador de la memoria y sin proponérselo, los hermanos fuentes, al aprovechar para su lucro las festividades de noviembre, fueron construyendo en la mentalidad de las generaciones de cartageneros que esa era la música para noviembre. Una vez acabado el sello disquero y “perdidas” las tradiciones, las generaciones de antaño resistieron con valentía los embates de las nuevas olas y añoraron con nostalgia aquellos tiempos y las trasmitieron a sus hijos y nietos y estos las prolongaron en el tiempo. Por ello los temas como: Píe Pelú, La Tabaquera, Cebú, y otros, hacen parte de ese referente festivo sin importar que sus contextos fueran otros, por esa misma razón no existen temas que exalten siquiera los nombres de nuestro Héroes anónimos, tal como acontece en Cuba por ejemplo. No existe ninguna otra obra musical conocida hasta ahora que narre siquiera en breves trazos lo que aconteció en aquel 11 de Noviembre de 1811 o la resistencia de nuestros antepasados al asedio no sólo de Pablo Morillo, sino de Bolívar, los italianos y uno que otro general avezado de la época republicana.[10]


Sólo la Champeta en un contexto más moderno o urbano, narra las vivencias cotidianas y la resistencia diaria de nuestros ciudadanos ante el asedio actual del matoncito de barrio, del reducidor, del jíbaro y de otros personajes como el cachón, el cachaco, el cobra diario, que en el fondo denotan también una lucha de los sectores populares que se resisten a desaparecer de la historia.



[1] http://www.cartagenacaribe.com/historia/independencia/emancipacion.htm
[2]http://igomeze-caribe.blogspot.com/2006/11/qu-pas-el-11-de-noviembre-en-cartagena.html
[3] En 1815 pasó a Costa-Firme al mando de un ejército de 15.000 hombres. De la isla Margarita se dirigió a Cartagena de Indias, que tomó tras largo sitio… http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/conocenos_historia/02_batallas_celebres--02_combate_navales--01_personajes--10_pablo_es
[4] ROMÁN Romero Raúl. Memoria y contra memoria: el uso público de la historia. Desorden en la plaza. Modernización y memoria urbana en Cartagena. Pág. 16. ed. Lealón Mayo de 2001
[5] ORTÍZ Cassiani, Javier. Modernización y desorden en Cartagena, 1911 – 1930 Amalgama de Ritmos, Desorden en la plaza, Pág. 87. Ed. Lealón Mayo de 2001
[6] ORTÍZ Cassiani, Javier. Modernización y memoria urbana en Cartagena. Modernización y desorden en Cartagena 1911 – 1930: Amalgama de Ritmos, Desorden en la plaza, Ed. Lealón. Mayo de 2001
[7] ROMÁN Romero, Raúl Memoria y contra memoria: uso público de la historia en Cartagena. En: Desorden en la Plaza modernización y memorias urbana en Cartagena. Pág. 18. Ed. Lealón. Mayo de 2001
[8] GUTIÉRREZ Edgar. Fiestas de La Independencia. Pág. 91
[9] ORTÍZ Cassiani, Javier. Modernización y desorden en Cartagena, 1911 – 1930: Amalgama de Ritmos. Pág. 106. ed. Lealón. Mayo de 2001
[10] Cartagena en su heroísmo venció al Sagunto y a Numancia y hoy después de tantos años, después de haber sufrido varios sitios en las guerras civiles, después de haber sido ultrajada por las escuadras extranjeras en cuestiones internacionales…el justo orgullo de sus hijos, que sucumbirán todos bajo sus escombros antes que verla presa…SALVE CARTAGENA REDENTORA!!!! Tu eres debes ser siempre el centinela avanzado del honor y la dignidad de Colombia” Voz del Pueblo, Cartagena, Abril 15 de 1911

viernes, 20 de junio de 2008

CONSIDERACIONES

Ciudad y ciudadanía desde lo festivo, esta premisa parece contradictoria, poco probable y además "irrealizable".

Normalmente para los estudiosos de los fenómenos de construcción ciudadana, como: Esperanza González R., Alberto Maldonado C., Carlos Moreno O., Germán Darío Rodríguez, Luis Sandoval M. y Fabio Velásquez C., entre otros, ésta se ejercita desde los escenarios formales de la democracia, como: las urnas, los cuerpos legislativos, las Organizaciones de la Sociedad Civil, las formas institucionales de participación y que el ejercicio consciente de unos derechos y unos deberes, son la base fundamental sobre la que descansa esta construcción de la ciudadanía desde el ciudadano, en otras palabras, el ejercicio de ciudadanía hace posible al ciudadano y a la ciudad, quiero hacer claridad antes de continuar que, cuando me refiero a ciudadano, me refiero de una manera universal y no sesgada y sexista como algunas amigas mías feministas quisieran, por tanto no renunciaré a los clásicos enunciados de antes, en favor de una “perspectiva de genero” mal entendida que reclaman aullantes las amigas en cuestión y hasta demandan en los estrados judiciales a quienes no pongan en sus escritos por ejemplo,: los y las, reduciendo la discusión sobre la importancia de la mujer en la construcción de ciudad y ciudadanía a unas letras.

Decía antes de desviarme del tema, que nadie quiere poner en escena que la construcción de ciudad y ciudadanía desde lo festivo es posible, sobre todo en este caribe “fiestero”, cálido y caluroso, y digo que es posible, porque es en lo festivo, entendido como las diversas manifestaciones colectivas de un pueblo para “celebrar” su regocijo, donde nos reconocemos como actores quienes interactuamos en el medio, es decir, es el espacio ideal donde se ponen en escena; metáforas, paisajes, cosmogonías, identidades, visiones, urdimbres, memorias, relatos, por tanto es el espacio diversamente rico de las identidades que habitan la ciudad que actúan y se comportan de tal manera ante el fenómeno celebracional, ritual, ceremonial, que es lo festivo, lo que hace posible y no sólo posible, sino real, vívido eso intangible que es la ciudadanía y eso tan distante que es la ciudad, dicho de otra manera, el ser se reconcilia con el que hacer en un espacio – tiempo concreto, que permite recrear ese otro espacio – tiempo, distante, deshumanizante del ser humano, que es la ciudad. A partir de la perspectiva del goce se puede transformar un medio hostil, agreste, despiadado con el ciudadano, como la ciudad, en un vividero, en un vidón, es decir en una prolongación sin fin de la buena vida, (desde la óptica caribeña colombiana),

Lo festivo, ese mundo reservado para los fiesteros, puede transformar las relaciones formales de la sociedad, es más es trasgresora de la misma y le está permitido, esa trasgresión de los espacios formales de la institucionalidad, y de otras formas organizativas de las sociedades humanas, es creadora, no es la trasgresión opresiva y sin sentido de las “civilizaciones” más avanzadas contra las “sociedades” pauperizadas y envilecidas, no, es una trasgresión que re – crea o co – crea o si se quiere ordena de manera formal el caos del orbe, no institucionaliza la bacanal, ni las carnestolendas de por sí, antes por el contrario se aprovecha de los sustratos de la misma para crear consciencia en el ethos, que se necesita de la alegría, del goce, del disfrute, de la fraternización, la co – relación y la interrelación, para reordenar a la sociedad y enseñarles a los ciudadanos que a partir de ese instante se puede hacer una convivencia más amable con el entorno de acero y asfalto y los seres vivos que la habitan y transitan, para una perfecta armonía cósmica, una sincronía singular.

A lo festivo se supedita entonces la verdadera creación de ciudad y ciudadanía, pues en ella nos re – encontramos y nos re – elaboramos, para crear nuevas identidades, nuevos relatos, nuevas urdimbres, nuevos paisajes, nuevas cosmogonías, nuevos escenarios, nuevas visiones…es desde lo festivo como se descubre quienes fuimos, quienes somos y quienes seremos, pues nos hace sujetos de la historia, co – creadores de universos inimaginables, pues tenemos toda la sabiduría desde antiguo y puesta en escena para el disfrute de todos por igual, con apropiaciones pero sin ser propiedad privada de nadie, esta perfecta democracia, sólo es posible en ella, fuera de ella, en los espacios formales de participación las verdades son absolutas y pertenecen a algunos, quienes las guardan celosamente para beneficio propio, en cambio desde lo festivo esas verdades se comparten son de todos y son de nadie. Como corolario solamente déjenme agregar una frase de la sabiduría popular: “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” sabia sentencia. Si no defendemos nuestras manifestaciones festivas de oscuros intereses que quieren desvirtuar la verdadera esencia de lo que
somos, un pueblo, estamos condenados a vivir una cultura diferente.

viernes, 13 de junio de 2008

CONSIDERACIONES

475 AÑOS...CIUDAD DE TODOS
El pasado 1 de Junio, Cartagena de Indias cumplió 475 años de Fundación. 475 años que pasaron desapercibidos para el común de los cartageneros y sólo una minoría, sobre todo del mundo cultural de la ciudad, tuvo noción y consciencia de la efemérides. 475 años de impunidad, de haber hecho desaparecer de la faz de la tierra a la etnia Kalamary, propietaria de la tierra que hoy ocupa el centro histórico y su área de influencia. 475 años de una cultura del oportunismo, de barbarie, de trasgresión, cultura que se ha incubado hasta los tuétanos en la conciencia de los que habitaron y aún habitamos la ciudad. Querrásmolo o no somos producto de esa violación, de esa trasgresión, somos hijos de la pedantería hispana, lo que hoy se trasluce en el ciudadano del común en particular y en el colectivo en general en una actitud soberbia, autocrática, de merecérnoslo todo por habitar en este rincón del mundo.

Esta efemérides se recordó gracias a: 1. Un esfuerzo colectivo – individual de La Casa de La Cultura de Cartagena y su Festival Folclórico Nacional e Internacional Cartagena de Indias, que este año llegó a su versión 24 y 2. A otro esfuerzo institucional de la Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias, que se lució con la celebración con dos actos solemnes, en dos sectores populares de la ciudad: uno, cuna de la Independencia (Plaza de la Trinidad) en el barrio Getseman y otro en un escenario diferente, cuna de la mayor pobreza de la ciudad, la zona de exclusión, más conocida como Zona Sur Oriental, específicamente en la Vía Perimetral, sector Rafael Núñez, tremendo concierto al aire libre con muestras folclóricas tradicionales y las nuevas tendencias juveniles marcadas por el hip hop, el rap, el reguetón, la champeta.

Al margen de la consideración anterior, el contraste de la celebración radica en que la ciudad sigue más polarizada que nunca, mientras una minoría despótica, con “aires de nobleza castellana” se abroga el derecho del “conquistador” es decir de expoliar a la ciudad hasta más allá de los límites de la saciedad. Cree que lo único digno de la misma son ellos y su “corralito de piedra”; mientras una inmensa mayoría de excluidos, pobres históricos, lucha por su arraigo y sentido de pertenencia. Asiste como convidado de piedra a la puesta en escena de los cambios estructurales que implicará un nuevo éxodo masivo de pobres a buscar tierras urbanizables, porque las que tuvieron por más de 60 años ya “tienen dueño”. Sin duda los macroproyectos que se están realizando en la ciudad son de gran impacto y calado en la concepción misma de la city, pero tienen el agravante que la masa poblacional no está siendo preparada para su disfrute y uso, por lo que sospecho que más temprano que tarde terminarán colapsando sus sistemas de valores y el más importante, su sistema económico, porque no podrán cubrir la carga impositiva que generará la inversión hecha en las mismas y tendrán que salir a ofertar sus viviendas.

475 años después del primer desalojo violento de los Kalamaries (si así pudiera llamárseles), los cartageneros de hoy, su gran mayoría, están abocados a un desalojo aún peor, será el segundo éxodo masivo más grande de la historia después de la salida de Israel de la esclavitud egipcia, donde por lo menos 432 mil personas se desplazarán interna o externamente de la ciudad para buscar tierras “habitables”, eso sumado al déficit habitacional de la ciudad que presenta un rezago de 15 años y hoy hacen falta poco más o menos el 86.400 soluciones de vivienda, no lo digo yo, lo dicen las cifras de Cartagena Como Vamos, los análisis financieros del Estudio de Coyuntura Económica Regional de la Cámara de Comercio de Cartagena, lo dice Camacol, lo vocifera la prensa local, hablada y escrita.

475 años de falta de políticas públicas encaminadas a fortalecer el tejido social, defender los derechos de todos y no de una minoría. 475 años de ausencia estatal en la solución de problemas de manera estructural y no coyuntural como siempre acontece. Cartagena de Indias 475 años de olvido y desgreño administrativo. Es hora de que nos pellizquemos y empecemos a exigir nuestro derecho a existir en esta tierra, y también de aportar con responsabilidad y madurez a las soluciones de nuestra ciudad, es un imperativo moral, político y económico, tenemos la posibilidad de preservar para siempre nuestro legitimo derecho a ser un país de propietarios, tal y como está consagrado de nuestra Constitución, nuestra indeclinable voluntad de un mejor destino y futuro no solamente para las generaciones venideras, sino para nosotros mismos, se pone por encima de cualquier consideración por muy conciliadora o halagadora que sea, no podemos renunciar ni a ese sueño ni a ese derecho, es innegociable, para que cuando celebremos los 500 años de Fundación de Cartagena de Indias, digamos con orgullo, superamos el complejo de “ciudad de Heredia” por el eslogan “Ciudad Para Soñar, Ciudad de Todos”