viernes, 20 de junio de 2008

CONSIDERACIONES

Ciudad y ciudadanía desde lo festivo, esta premisa parece contradictoria, poco probable y además "irrealizable".

Normalmente para los estudiosos de los fenómenos de construcción ciudadana, como: Esperanza González R., Alberto Maldonado C., Carlos Moreno O., Germán Darío Rodríguez, Luis Sandoval M. y Fabio Velásquez C., entre otros, ésta se ejercita desde los escenarios formales de la democracia, como: las urnas, los cuerpos legislativos, las Organizaciones de la Sociedad Civil, las formas institucionales de participación y que el ejercicio consciente de unos derechos y unos deberes, son la base fundamental sobre la que descansa esta construcción de la ciudadanía desde el ciudadano, en otras palabras, el ejercicio de ciudadanía hace posible al ciudadano y a la ciudad, quiero hacer claridad antes de continuar que, cuando me refiero a ciudadano, me refiero de una manera universal y no sesgada y sexista como algunas amigas mías feministas quisieran, por tanto no renunciaré a los clásicos enunciados de antes, en favor de una “perspectiva de genero” mal entendida que reclaman aullantes las amigas en cuestión y hasta demandan en los estrados judiciales a quienes no pongan en sus escritos por ejemplo,: los y las, reduciendo la discusión sobre la importancia de la mujer en la construcción de ciudad y ciudadanía a unas letras.

Decía antes de desviarme del tema, que nadie quiere poner en escena que la construcción de ciudad y ciudadanía desde lo festivo es posible, sobre todo en este caribe “fiestero”, cálido y caluroso, y digo que es posible, porque es en lo festivo, entendido como las diversas manifestaciones colectivas de un pueblo para “celebrar” su regocijo, donde nos reconocemos como actores quienes interactuamos en el medio, es decir, es el espacio ideal donde se ponen en escena; metáforas, paisajes, cosmogonías, identidades, visiones, urdimbres, memorias, relatos, por tanto es el espacio diversamente rico de las identidades que habitan la ciudad que actúan y se comportan de tal manera ante el fenómeno celebracional, ritual, ceremonial, que es lo festivo, lo que hace posible y no sólo posible, sino real, vívido eso intangible que es la ciudadanía y eso tan distante que es la ciudad, dicho de otra manera, el ser se reconcilia con el que hacer en un espacio – tiempo concreto, que permite recrear ese otro espacio – tiempo, distante, deshumanizante del ser humano, que es la ciudad. A partir de la perspectiva del goce se puede transformar un medio hostil, agreste, despiadado con el ciudadano, como la ciudad, en un vividero, en un vidón, es decir en una prolongación sin fin de la buena vida, (desde la óptica caribeña colombiana),

Lo festivo, ese mundo reservado para los fiesteros, puede transformar las relaciones formales de la sociedad, es más es trasgresora de la misma y le está permitido, esa trasgresión de los espacios formales de la institucionalidad, y de otras formas organizativas de las sociedades humanas, es creadora, no es la trasgresión opresiva y sin sentido de las “civilizaciones” más avanzadas contra las “sociedades” pauperizadas y envilecidas, no, es una trasgresión que re – crea o co – crea o si se quiere ordena de manera formal el caos del orbe, no institucionaliza la bacanal, ni las carnestolendas de por sí, antes por el contrario se aprovecha de los sustratos de la misma para crear consciencia en el ethos, que se necesita de la alegría, del goce, del disfrute, de la fraternización, la co – relación y la interrelación, para reordenar a la sociedad y enseñarles a los ciudadanos que a partir de ese instante se puede hacer una convivencia más amable con el entorno de acero y asfalto y los seres vivos que la habitan y transitan, para una perfecta armonía cósmica, una sincronía singular.

A lo festivo se supedita entonces la verdadera creación de ciudad y ciudadanía, pues en ella nos re – encontramos y nos re – elaboramos, para crear nuevas identidades, nuevos relatos, nuevas urdimbres, nuevos paisajes, nuevas cosmogonías, nuevos escenarios, nuevas visiones…es desde lo festivo como se descubre quienes fuimos, quienes somos y quienes seremos, pues nos hace sujetos de la historia, co – creadores de universos inimaginables, pues tenemos toda la sabiduría desde antiguo y puesta en escena para el disfrute de todos por igual, con apropiaciones pero sin ser propiedad privada de nadie, esta perfecta democracia, sólo es posible en ella, fuera de ella, en los espacios formales de participación las verdades son absolutas y pertenecen a algunos, quienes las guardan celosamente para beneficio propio, en cambio desde lo festivo esas verdades se comparten son de todos y son de nadie. Como corolario solamente déjenme agregar una frase de la sabiduría popular: “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” sabia sentencia. Si no defendemos nuestras manifestaciones festivas de oscuros intereses que quieren desvirtuar la verdadera esencia de lo que
somos, un pueblo, estamos condenados a vivir una cultura diferente.

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