viernes, 13 de junio de 2008

CONSIDERACIONES

475 AÑOS...CIUDAD DE TODOS
El pasado 1 de Junio, Cartagena de Indias cumplió 475 años de Fundación. 475 años que pasaron desapercibidos para el común de los cartageneros y sólo una minoría, sobre todo del mundo cultural de la ciudad, tuvo noción y consciencia de la efemérides. 475 años de impunidad, de haber hecho desaparecer de la faz de la tierra a la etnia Kalamary, propietaria de la tierra que hoy ocupa el centro histórico y su área de influencia. 475 años de una cultura del oportunismo, de barbarie, de trasgresión, cultura que se ha incubado hasta los tuétanos en la conciencia de los que habitaron y aún habitamos la ciudad. Querrásmolo o no somos producto de esa violación, de esa trasgresión, somos hijos de la pedantería hispana, lo que hoy se trasluce en el ciudadano del común en particular y en el colectivo en general en una actitud soberbia, autocrática, de merecérnoslo todo por habitar en este rincón del mundo.

Esta efemérides se recordó gracias a: 1. Un esfuerzo colectivo – individual de La Casa de La Cultura de Cartagena y su Festival Folclórico Nacional e Internacional Cartagena de Indias, que este año llegó a su versión 24 y 2. A otro esfuerzo institucional de la Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias, que se lució con la celebración con dos actos solemnes, en dos sectores populares de la ciudad: uno, cuna de la Independencia (Plaza de la Trinidad) en el barrio Getseman y otro en un escenario diferente, cuna de la mayor pobreza de la ciudad, la zona de exclusión, más conocida como Zona Sur Oriental, específicamente en la Vía Perimetral, sector Rafael Núñez, tremendo concierto al aire libre con muestras folclóricas tradicionales y las nuevas tendencias juveniles marcadas por el hip hop, el rap, el reguetón, la champeta.

Al margen de la consideración anterior, el contraste de la celebración radica en que la ciudad sigue más polarizada que nunca, mientras una minoría despótica, con “aires de nobleza castellana” se abroga el derecho del “conquistador” es decir de expoliar a la ciudad hasta más allá de los límites de la saciedad. Cree que lo único digno de la misma son ellos y su “corralito de piedra”; mientras una inmensa mayoría de excluidos, pobres históricos, lucha por su arraigo y sentido de pertenencia. Asiste como convidado de piedra a la puesta en escena de los cambios estructurales que implicará un nuevo éxodo masivo de pobres a buscar tierras urbanizables, porque las que tuvieron por más de 60 años ya “tienen dueño”. Sin duda los macroproyectos que se están realizando en la ciudad son de gran impacto y calado en la concepción misma de la city, pero tienen el agravante que la masa poblacional no está siendo preparada para su disfrute y uso, por lo que sospecho que más temprano que tarde terminarán colapsando sus sistemas de valores y el más importante, su sistema económico, porque no podrán cubrir la carga impositiva que generará la inversión hecha en las mismas y tendrán que salir a ofertar sus viviendas.

475 años después del primer desalojo violento de los Kalamaries (si así pudiera llamárseles), los cartageneros de hoy, su gran mayoría, están abocados a un desalojo aún peor, será el segundo éxodo masivo más grande de la historia después de la salida de Israel de la esclavitud egipcia, donde por lo menos 432 mil personas se desplazarán interna o externamente de la ciudad para buscar tierras “habitables”, eso sumado al déficit habitacional de la ciudad que presenta un rezago de 15 años y hoy hacen falta poco más o menos el 86.400 soluciones de vivienda, no lo digo yo, lo dicen las cifras de Cartagena Como Vamos, los análisis financieros del Estudio de Coyuntura Económica Regional de la Cámara de Comercio de Cartagena, lo dice Camacol, lo vocifera la prensa local, hablada y escrita.

475 años de falta de políticas públicas encaminadas a fortalecer el tejido social, defender los derechos de todos y no de una minoría. 475 años de ausencia estatal en la solución de problemas de manera estructural y no coyuntural como siempre acontece. Cartagena de Indias 475 años de olvido y desgreño administrativo. Es hora de que nos pellizquemos y empecemos a exigir nuestro derecho a existir en esta tierra, y también de aportar con responsabilidad y madurez a las soluciones de nuestra ciudad, es un imperativo moral, político y económico, tenemos la posibilidad de preservar para siempre nuestro legitimo derecho a ser un país de propietarios, tal y como está consagrado de nuestra Constitución, nuestra indeclinable voluntad de un mejor destino y futuro no solamente para las generaciones venideras, sino para nosotros mismos, se pone por encima de cualquier consideración por muy conciliadora o halagadora que sea, no podemos renunciar ni a ese sueño ni a ese derecho, es innegociable, para que cuando celebremos los 500 años de Fundación de Cartagena de Indias, digamos con orgullo, superamos el complejo de “ciudad de Heredia” por el eslogan “Ciudad Para Soñar, Ciudad de Todos”